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Blanca flor de la pradera

Blanca flor de la pradera Sí, lo soy, ¿pasa algo? Acabo de mirar por la ventana, y creo que lo soy. Maletas de gente jodida que vuelve de las vacaciones: maletas y más maletas. Pasan por abajo como pobres hormiguitas que acaban de ir a la cucaracha muerta de turno y llevan su trocito al hormiguero. Y, sobre ellos, mi presencia, de blanca flor de la pradera. Las hay que nacieron con estilo y las hay que necesitan su ración anual de cucaracha muerta.
No sé vosotros, pero a mí me priva eso de ir de Carmina Ordóñez (¿para cuando el funeral de cuerpo presente en A Tu Lado?) o de Esther Koplowitz: ¿este año veraneo en Bahamas o en Barbados? Esas son las grandes preguntas de la humanidad. Principalmente, si, con independencia de la respuesta, la maleta te la hace el mucamo mulato de turno.
Por el momento, entre mis preguntas no entra esa. Ni siquiera tengo mulato que me haga las maletas. Eso sí, mi minuto de gloria sobre las hormiguitas con su trocito de cucaracha no me lo quita nadie. Me puse un bloody mary y encendí un cigarro y saboreé como pocas veces de las desgracias del resto de la humanidad.
Supongo que en próximos días se irán presentando el resto de putorras. Y si no, pues mejor, no tendréis que compartirme con ninguna otra.
Arriba yo y mi circunstancia.
Fdo.: Putorra3

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